La industria cultural tiene en la música una importante munición para arremeter contra las culturas de los pueblos. Nada más efectivo que esos productos de consumo rápido que surgen en las plataformas del disco y el espectáculo para moldear gustos y deformar identidades con ritmos banales, letras que fortalecen antivalores como el patriarcado y la mercantilización del amor, vestuarios, ornamentos, apariencias y hasta historias, dramas pasionales y actos heroicos que distraen la atención del público en un intento por ocultar la realidad, tan llena de guerras, injusticias y pueblos sublevados, domando cualquier impulso contracultural que pueda surgir sin su consentimiento.
Por eso, cuando surgen iniciativas como “Sesiones Cendis”, que visibilizan verdaderos valores de nuestra identidad musical, no podemos sino aplaudir de pie. Estos registros audiovisuales que pueden disfrutarse desde el canal “Cultura Venezuela”, muestran un país musical muy diferente al del mundo de la radio y los premios de la industria. Y lo muestran sin restricciones etarias, porque es un espacio que comparten nuestros grandes referentes como Cecilia Todd, Vidal Colmenares, Marta Doudiers, Mónico Márquez o Daisy Gutiérrez, y las generaciones más jóvenes como Luisana Pérez, Víctor Morles, José Delgado o Nelson González.
Variados, también, son los estilos que allí podemos disfrutar. Desde un cuatro tuyero hasta un coro polifónico, pasando por música urbana, golpes larenses, guitarra clásica y cantautores. Ese abanico formidable que conforma nuestra rica diversidad cultural de la que debemos sentirnos orgullosos. Sesiones Cendis, desde la plataforma cuyo lema es “La Patria donde estés” es un bálsamo que nos inmuniza contra el desarraigo. Es la música como trinchera soberana.