Los Diablos Danzantes de Corpus Christi constituyen una de las manifestaciones culturales y religiosas más emblemáticas de Venezuela, cuya tradición combina elementos del cristianismo con influencias indígenas y africanas, la cual fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 6 de diciembre de 2012.
La danza de los diablos tiene más de 400 años de historia, y su origen se remonta a la época colonial, cuando las cofradías católicas incorporaron elementos teatrales y festivos a la celebración del Corpus Christi, para honrar la presencia de Cristo en la Eucaristía. A través de máscaras y vestimentas, los fieles representan la lucha entre el bien y el mal, donde el bien siempre vence al mal, simbolizado por los danzantes.
Aunque el ritual conserva su estructura esencial, con el paso del tiempo ha evolucionado, incorporando estilos de danza, música y vestuario distintivos en cada región, pero lo que une a todos los grupos es la devoción y entrega a la fe, expresada mediante la danza, la penitencia y el respeto por las tradiciones.

Diablos Danzantes expresión viva de la resistencia cultural
El ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, ha expresado en diversas ocasiones su admiración y compromiso con la tradición de los Diablos Danzantes de Corpus Christi, resaltando su valor como símbolo de identidad nacional y patrimonio cultural.
“Los Diablos Danzantes son una expresión viva de la espiritualidad y la resistencia cultural del pueblo venezolano”, a su vez, ha señalado que esta manifestación trasciende las creencias religiosas, convirtiéndose en un símbolo de unidad y arraigo para diversas comunidades del país.
A propósito de mantener viva la identidad cultural y en perfecta unión cívico-militar, el pueblo de Turiamo, en el estado Aragua y sus tradiciones fueron declarados Patrimonio Cultural de Venezuela. Esta comunidad, desterrada en 1957 para la construcción del Apostadero Naval “Tomás Vega”, ha mantenido viva su identidad, música y raíces africanas durante 68 años.
Gracias a esta declaratoria se reconoce el valor cultural inmaterial del pueblo de Turiamo, destacando la importancia de sus tradiciones como expresión genuina de su identidad, protegiendo así sus diversas manifestaciones culturales intangibles, preservando y promoviendo las prácticas y expresiones que definen la cultura de las turiameras y los turiameros, garantizando su transmisión a las futuras generaciones.
A pesar de la desaparición física del poblado, las turiameras y los turiameros mantienen y han transmitido a las generaciones siguientes sus tradiciones orales y expresiones colectivas sostenidas por sus antepasados, entre ellas, la de los Diablos danzantes de Turiamo
Además, Villegas ha promovido la integración de esta tradición en eventos culturales de mayor escala, como el Festival Mundial Viva Venezuela, que en 2024 se llevó a cabo en los estados Carabobo, Aragua y Cojedes, regiones que son cuna de los Diablos Danzantes.
En sus intervenciones, el ministro ha reiterado el compromiso del Gobierno Bolivariano con la preservación y difusión de las manifestaciones culturales tradicionales, destacando que los Diablos Danzantes de Corpus Christi, reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2012, representan una de las expresiones más auténticas y significativas del acervo cultural del país.

Cofradías en Venezuela y su importancia cultural
Actualmente, existen once cofradías activas en diferentes localidades de Venezuela, incluyendo San Francisco de Yare (Miranda), Naiguatá (La Guaira), Patanemo y San Millán (Carabobo), Tinaquillo (Cojedes), San Rafael de Orituco (Guárico), y varias comunidades en el estado Aragua como Cata, Chuao, Cuyagua, Ocumare de la Costa y Turiamo. Estas cofradías, muchas de las cuales se originaron entre los siglos XVII y XIX, han sido registradas jurídicamente como asociaciones civiles para propósitos administrativos y organizativos.
Durante la procesión, los promeseros bailan al ritmo de tambores y maracas, recorriendo las calles hasta llegar a la iglesia, donde se arrodillan ante el Santísimo Sacramento, simbolizando la victoria del bien sobre el mal.
Cada cofradía posee una estructura jerárquica definida, por ejemplo, en la Cofradía de los Diablos Danzantes de Yare, el rango de los danzantes se distingue por el número de cuernos en sus máscaras: el capataz lleva cuatro, representando los puntos cardinales y los de la cruz; el segundo capataz y el arreador llevan tres; los diablos rasos, dos; y la sayona, única mujer con máscara, también lleva tres cuernos y guía a los nuevos integrantes.
Más allá de su significado religioso, los Diablos Danzantes representan un mecanismo de cohesión comunitaria y transmisión de valores culturales, donde la tradición se transmite de generación en generación, fortaleciendo la identidad local, siendo un espacio para la resistencia cultural y la afirmación de la diversidad e identidad nacional.
MPPC/Franquis Toledo